martes, 26 de agosto de 2014

TEMA 5. EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874): INTENTOS DEMOCRATIZADORES.




1. INTRODUCCIÓN
2. REVOLUCIÓN DE 1868
2.1 Las causas de la Revolución.
2.2 Inicio y desarrollo de la Revolución
3. EL GOBIERNO PROVISIONAL
3.1 Principales medidas y decretos.
3.2 La Constitución de 1869.
4. LA REGENCIA DE SERRANO
4.1 Medidas legislativas.
4.2  Medidas económicas.
4.3 La Guerra de Cuba.
4.4 Movimientos populares.
4.5 Búsqueda de un nuevo Rey.
5.  REINADO DE AMADEO I (Enero de 1871-11 de febrero de 1873)
6.- LA PRIMERA REPÚBLICA (1873-1874)
6.1 Las fuerzas políticas: El auge del republicanismo
6.2 La proclamación de la República
6.3 Los problemas internos
6.4 Los gobiernos de la República
6.5 El fin de la experiencia republicana: el Golpe de Pavía y la República Autoritaria

III. CONCLUSIÓN


1. INTRODUCCIÓN

En 1868 tiene lugar en España una profunda crisis en la que podemos observar tres planos: crisis económica (freno de la industria algodonera catalana, falta de capital para el ferrocarril, alza de los precios de los cereales, retroceso en la capacidad adquisitiva del campesinado español, muchos sin tierra), crisis social con insurrecciones campesinas y obreras y el deseo de la burguesía baja y obreros de participar en la política y crisis moral protagonizada por la reina.    En ese contexto la oposición de progresistas, demócratas y republicanos acuerdan en el Pacto de Ostende convocar una nueva Asamblea Constituyente y emprender acciones contra la monarquía de Isabel II. 




El Sexenio Revolucionario significó el intento de implantar un liberalismo democrático, de extender la participación política a las clases medias y populares, el protagonismo de los partidos progresista, democrático y republicano. Este intento, no obstante, va a fracasar después de seis años de gran inestabilidad. Con la Restauración la oligarquía recuperará el poder político temporalmente perdido.


2.-LA REVOLUCIÓN DE I868,  “La Gloriosa”

2.1 Causas de la Revolución.

Causas económicas. El desarrollo de la época de Isabel II finaliza con una fuerte crisis a partir de 1860 agudizada a finales de 1866. Una crisis financiera e industrial, culminando con la gran crisis capitalista a nivel internacional que coincidió con una crisis de subsistencia:
Crisis Financiera provocada por la bajada del valor de las acciones en Bolsa, tras la crisis de los ferrocarriles.
Crisis Industrial sobre todo en Cataluña. La industria textil se abastecía sobre todo de algodón de EEUU pero la Guerra de Secesión encareció el producto provocando el alza de precios y un descenso de la demanda.
Crisis de subsistencia que se inicia en 1866: malas cosechas, escasez de trigo básico para la elaboración del pan. Los precios empiezan a subir.
La combinación de la crisis industrial y agrícola agravó la situación. En el campo aumentó la violencia y en las ciudades se incrementó el paro.

Causas políticas y sociales. Existe un fuerte descontento social a finales de los años sesenta contra el sistema isabelino:

o    Los comerciantes pedían soluciones a los problemas de la Bolsa.
o    Los industriales reclamaban una política proteccionista para proteger sus productos.
o    Los obreros y campesinos denunciaban su miseria.
o    El Gobierno actuaba a golpe de decreto, cerrando las Cortes.

La actuación de los gobiernos que se sucedieron entre 1863 y 1868 acrecentó la oposición al régimen, evidenciando el agotamiento del gobierno moderado. En 1866, tras los sucesivos fracasos de los pronunciamientos del general Prim y de los sargentos del cuartel de San Gil, progresistas y demócratas exiliados a los que se unieron en noviembre de ese mismo año los unionistas tras la muerte de O`Donnell (hecho fundamental para el triunfo de la revolución pues a dicho partido pertenecían miembros de peso del ejército) acordaron un programa mínimo en el PACTO DE OSTENDE (Bélgica) en 1866. Dicho pacto proponía el fin de la monarquía isabelina y nuevas Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal. 

2.2. Inicio y desarrollo de la Revolución

El origen del Sexenio Democrático fue la Revolución de septiembre de 1868 conocida como la “Gloriosa”. Se inició en Cádiz el 18 de septiembre de 1868 con un pronunciamiento   militar    (Manifiesto "Viva España con
Topete
honra") dirigido por los generales Prim y Serrano, líderes el primero de los progresistas y el segundo de la Unión Liberal. Se les une Juan Bautista Topete, unionista, al mando de la Armada y Domingo Dulce. 

La escuadra concentrada en la bahía de Cádiz, al mando de Topete, protagonizó un alzamiento militar contra Isabel II. Prim exiliado en Londres y Serrano, desterrado en Canarias, se reunieron con los sublevados y consiguieron el apoyo del pueblo de Cádiz. En los días siguientes, con tres fragatas Prim fue sublevando a las provincias de las costas andaluzas y Cartagena. La insurrección se propagó por Andalucía: Málaga, Almería, Huelva, Sevilla, Córdoba. De igual modo, se extendió por distintas ciudades de España, gracias al apoyo del pueblo, liderado por los demócratas, que organizaron Juntas Revolucionarias. 

Las tropas gubernamentales al mando del general Manuel Pavía  fueron derrotadas por Serrano en el Puente de Alcolea (Córdoba) el 28 de septiembre, quedando expedita la entrada a Madrid. El gobierno dimitió e Isabel II, que se hallaba de vacaciones en San Sebastián, huyó a Francia.

Los verdaderos protagonistas de la sublevación fueron las fuerzas populares, sobre todo urbanas, dirigidas por los demócratas y republicanos, y las Juntas revolucionarias que organizaron el levantamiento y movilizaron al pueblo. Pedían libertad, soberanía, separación de Estado-Iglesia, supresión de quintas, sufragio universal, una república... ideales algunos de los cuales no compartían con unionistas y progresistas. El manifiesto de los sublevados “España con honra” defendía un gobierno provisional, sufragio universal y criticaba a los borbones. 

El pronunciamiento se consolidó gracias a la acción de las Juntas revolucionarias locales y provinciales que propagaron la revolución. El poder político fue ejercido por la Junta Revolucionaria de Madrid, que confió el poder al general Serrano y este se apresuró a tomar medidas para estabilizar la revolución, como el control de la administración del Estado, la promulgación de decretos y la convocatoria de elecciones a Cortes constituyentes.


3.- EL GOBIERNO PROVISIONAL

Como hemos dicho, durante los meses iníciales de la revolución, hasta la convocatoria de Cortes Constituyentes, el poder político es ejercido por las Juntas Revolucionarias y en especial la Junta Revolucionaria de Madrid que encarga al general Serrano, el 8 de octubre, la formación del Gobierno provisional.

Este Gobierno estará presidido por Serrano y será integrado por progresistas (Prim, Sagasta, Figuerola y Zorrilla) y unionistas (Topete): Prim en Guerra, Sagasta en Gobernación, Topete en Marina y Figuerola en Hacienda. 
Prim (Progresistas) pasa a ser nombrado jefe de gobierno y Serrano (Unionistas) es declarado regente.

Se excluyeron a los demócratas, que tenían el apoyo del pueblo, en concreto de las ciudades, y que defendían derechos democráticos y la supresión de las quintas y los consumos. El problema de quintas no se solucionará ante el estallido de la guerra de Cuba, que se inicia al “Grito de Yara” y que obliga al reclutamiento forzoso de quintas. 

Prim exige la disolución de las Juntas, que desaparecen en pocos meses, y sus miembros son paulatinamente traspasados a las Diputaciones. El gobierno provisional promete cumplir la mayor parte del programa demócrata a excepción de la supresión de las quintas. Esto provocó la escisión del partido demócrata en dos facciones: 

o    Los cimbrios: no les importaba monarquía o república solo defendían las ideas democráticas.
o    Los republicanos que defendían la necesidad de la república como una auténtica democracia.

Pero una de las cuestiones clave era la forma de gobierno, monarquía o república, que debían  decidir unas Cortes constituyentes. Se convocaron elecciones en marzo y se celebran en junio,  fueron las primeras elegidas por sufragio universal, dieron la mayoría a los partidos de la coalición  antiborbónica –unionistas, progresistas y demócratas–, partidarios de una monarquía democrática. 
A la izquierda se situó una fracción del partido demócrata partidaria de la República, y que formó el Partido Republicano Federal. 

El nuevo gobierno es reconocido inmediatamente por los gobiernos europeos, a excepción de Reino Unido y la Santa Sede que se alarma ante el clima anticlerical.


3.1 Medidas y decretos

Se promulgaron una serie de decretos para dar satisfacción a las demandas populares. Entre ellos destacan:
a.- Disolución y expulsión de la compañía de Jesús. Incautación de sus bienes.
b.- Derogación del fuero eclesiástico.
c.- Establecimiento del derecho de reunión.
d.- Aprobación del derecho de asociación. Introduciéndose así la AIT en España.
e.- Establecimiento del sufragio universal masculino (mayores de 25 años).
f.- Convocatoria de elecciones constituyentes.

3.2 La Constitución de 1869.

Celebradas el 15 de enero de 1869, las elecciones, en las que se usó el Sufragio Universal, dieron la victoria a una mayoría centrista formada por unionistas, progresistas y demócratas monárquicos. Las Cortes, tras designar a Serrano como Regente y a Prim como Presidente de Gobierno, acometieron seguidamente la tarea de aprobar una nueva Constitución. 

Inspirada en la constitución de 1812 y 1837, es considerada la primera Constitución democrática de nuestra historia. Promulgada el 1 de julio de

1869 con 112 artículos, fue defendida por los partidos que impulsaron la revolución de septiembre de 1868 .

Recoge el principio de soberanía nacional y desarrolla una declaración de derechos mucho más amplia que otras Constituciones (libertad de enseñanza, igualdad para obtener empleo, libertad de culto, derecho de reunión de asociación, el juicio por jurados, el sufragio universal y directo para los hombres mayores de 25 años)

El poder legislativo queda establecido en dos cámaras con iguales competencias: 
1.-El Congreso con diputados mayores de edad, elegidos por sufragio universal masculino directo.
2.- El Senado formado por hombres mayores de cuarenta años que hayan sido presidentes del Congreso, ministros, diputados en tres elecciones, capitanes generales, Rector de Universidad, Obispo... El Senado es elegido indirectamente por las provincias. 
Las Cortes, independientes respecto la Corona y del Gobierno, tienen la potestad de hacer las leyes. El rey tiene iniciativa legislativa y capacidad para convocar y disolver las cámaras. Sólo promulga leyes, no puede vetarlas.

El Poder judicial reside en los tribunales de justicia. Cabe destacar en este ámbito la implantación del Juicio por Jurados para todos los delitos políticos y comunes que la ley establezca. 

Otros aspectos a destacar son:

- El Estado se obliga a mantener el culto y los ministros de la religión católica, aunque se reconoce la libertad de cultos. Obliga a jurar la constitución al clero.

- -Las provincias de Ultramar, Cuba y Puerto Rico, gozan de los mismos derechos que las peninsulares, mientras Filipinas queda gobernada por una Ley especial.


4. LA REGENCIA DE SERRANO 

Tras la aprobación de la Constitución de 1869, el general Serrano se hace cargo de la Regencia. Los grandes ejes de la política del Gobierno son dos: desarrollar una legislación adaptada al marco democrático y la búsqueda de un nuevo rey.

4.1 Medidas legislativas:

Francisco Serrano
Ley Electoral, adaptada a los principios de la Constitución.
Ley de Matrimonios civiles: matrimonio sin tutela eclesiástica.
Ley del poder Judicial: estructura de la justicia con un Tribunal Supremo y por debajo, Audiencias, Tribunales de Partido y los Juzgados.
Reforma del Código Penal: adaptado al liberalismo democrático.

4.2 Medidas económicas
  • Creación de la peseta como moneda única nacional, equivalente a cuatro de los antiguos reales en un intento de unificar el sistema monetario.
  • Defensa del liberalismo económico con la apertura del mercado español a la entrada de capital extranjero con la Ley de Minas de 1871.
  • Ley de Bases Arancelarias aprobada en julio de 1869 que pretende poner fin al proteccionismo de la economía española. Medida que contó con la oposición de la industria catalana y los cerealistas del interior que veían peligrar el monopolio sobre el mercado español.
  • Introdujo la contribución personal que gravaba a todos los ciudadanos de forma directa según la renta.
  •  
  • Esta es en esencia la obra fundamental del Ministro de Hacienda, Laureano Figuerola






















 




4.3 OPOSICIÓN AL GOBIERNO PROGRESISTA


Los mayores problemas a los que se tuvieron que enfrentar fueron:

  • El descontento de los republicanos por la trayectoria que el Gobierno provisional impuso a la revolución al inclinarse por la monarquía. Por otra parte estaban los carlistas que también se oponían al gobierno.
  • Las crisis agrarias de 1867–1868 desataron la rebeldía de campesinado andaluz. El fracaso de la sublevación produjo el desengaño del campesinado hacia los partidos políticos. Desde 1872 con la introducción en España de la I Internacional, en su versión anarquista, apolítica y colectivista encontró eco en ese campesinado desengañado.
  • De igual modo la escasez, la carestía y la protesta contra los consumos y las quintas provocó motines populares urbanos. Surge la huelga. 
     
  • El Sexenio tuvo en la guerra de Cuba (1868–1878) otro problema de gran envergadura. La falta de respuesta por parte el gobierno y las ansias independentistas cubanas provocaron un movimiento secesionista dirigido por Céspedes.

Duró una década (1868-1878).Sublevación de la minoría independentista dirigida por Carlos Manuel de Céspedes (doc. 1) que se inicia al “Grito de Yara”, lugar situado en la parte oriental de la isla el 10 de octubre. El conflicto se limitó al este de Cuba y se basó en utilizar, con el apoyo de Estados Unidos, la guerrilla para hostigar a las tropas españolas. La guerra terminó con la Paz de Zanjón (1878).

4.4 Movimientos populares

A lo largo del periodo de la regencia hubo una fuerte conflictividad social, que se mantuvo a lo largo de todo el Sexenio. El campesinado, esencialmente el andaluz y extremeño, demandaba un mejor reparto de la tierra. En los medios urbanos se protestaba contra los consumos, las quintas y el aumento de los precios. El naciente movimiento obrero sufrió un proceso de radicalización en demanda de la mejora de las condiciones salariales y de trabajo. Agitación política: la hubo desde el mismo comienzo de la Revolución: sublevaciones republicanas en Cádiz y Málaga (diciembre 1868) y Jerez (marzo 1869) en Cataluña (septiembre-octubre de 1869).

4.5 Búsqueda de un nuevo Rey

La Constitución de 1869 establecía como régimen político una monarquía democrática; por tanto, la principal tarea institucional consistió en encontrar un monarca que sustituyese a los desacreditados Borbones. 


La elección fue muy difícil, debido a cuestiones de política internacional o a condiciones especiales de los candidatos que complicaron el proceso. Prim rechazó al duque de Montpensier, cuñado de Isabel II, por su antiliberalismo. Éste era el candidato de la Unión Liberal y se sospechó de su implicación en el asesinato de Prim en 1870. Alfonso, el hijo de Isabel II, fue rechazado por su condición de Borbón. El príncipe prusiano Leopoldo de Hohenzollern por la oposición del emperador francés Napoleón III. Espartero y el ex rey de Portugal Fernando de Coburgo no aceptaron la propuesta. Finalmente, fue elegido, el candidato de Prim y los progresistas: Amadeo de Saboya, hijo del rey Víctor Manuel II (el que unificó Italia) y con buena reputación de demócrata, dinastía que gozaba de gran popularidad por haber sido la artífice de la unificación de Italia y haber hecho frente al papado durante el proceso.


5.- REINADO DE AMADEO DE SABOYA (1871-1873)

El nuevo rey, de sólo veintiséis años de edad, fue elegido rey de España por las Cortes el 16 de noviembre de 1870, y llegó al país el 30 de diciembre. Tres días antes habían asesinado al general Prim, con lo que el nuevo monarca se quedó sin su valedor y consejero más fiel. El 2 de Enero, Amadeo de Saboya fue proclamado rey y, tras tomarle juramento, las Cortes Constituyentes se disolvieron para iniciar una nueva etapa de monarquía democrática.

Amadeo de Saboya no empezó bien su reinado: en la votación de las Cortes sólo contó con el apoyo 191 votos de los 311 diputados presentes. Apoyado por progresistas y unionistas y rechazado por aristócratas, el Clero, y las camarillas cortesanas de la época de Isabel II; una parte del ejército rechazó jurar fidelidad al nuevo monarca. 

Los factores que dificultaron su reinado los podemos sintetizar en:
  • ·                 Disputas internas entre progresistas y demócratas
  • ·         Oposición del partido alfonsino, liderado por Cánovas, representante del Conservadurismo.
  • ·                 Oposición del movimiento obrero.
  • ·                Guerras carlistas (terceras) y coloniales.
  • ·       Oposición de la Iglesia contraria a la nueva situación, sobre todo después del decreto de Prim que obligaba al clero a jurar la Constitución de 1869.

Caricatura sobre la financiacion carlista por la Iglesia

·          Oposición republicana. En 1872 se produjeron nuevas insurrecciones de carácter federalista, en las que se combinaba la acción de los republicanos con la influencia de las ideas internacionales, el anarquismo, que hicieron aumentar aún más la inestabilidad del régimen.
·         La oposición de la élite del dinero, opuesta a un régimen que legislaba en contra de sus intereses: abolición de la esclavitud en Cuba, regulación del trabajo infantil, etc.
     Las dificultades económicas del Estado teniendo que recurrir a la emisión de deuda pública.


El mayor problema de la Monarquía Democrática fue el de Cuba. La alta burguesía española obtuvo sus grandes fortunas de Cuba; asimismo, los antiabolicionistas tuvieron un importante papel en el movimiento alfonsino, siendo el marqués de Manzanedo uno de los principales inspiradores del movimiento antiabolicionista.

Los problemas, en primer lugar, derivaban del hecho de que entre la sociedad cubana y la española las diferencias eran crecientes. Los productores de azúcar y tabaco concedían cada vez más importancia a Estados Unidos como mercado natural, mientras que se agudizaban las tensiones entre criollos y peninsulares.

Había también una cuestión político–administrativa. El Capitán General, autoridad suprema en Cuba, tenía unos poderes que equivalían a los de un monarca absoluto. La distancia y la inestabilidad política en la Península impedían que desde ésta se ejerciera el poder con decisión y coherencia.

De hecho, el Capitán General en el momento, Francisco Lersundi, adoptó una política de dura represión que fue ya irreversible al poco tiempo. 

La sublevación aconteció muy poco después de la revolución, tras el llamado gritó de Yara (octubre, 1868). Su foco principal se sitúo en el oeste de la isla y tenía como principales líderes a Maceo y Gómez. La “guerra larga”, en realidad, no fue más que una interminable guerrilla que tardó diez años en ser erradicada. Una buena parte de los dirigentes republicanos y alguno de los intelectuales más conocidos formó parte de la sociedad abolicionista de la esclavitud, cuestión que estaba planteada en la política española en torno a 1872–1873. 
POR OTRO LADO, EL CARLISMO.   La desaparición de Isabel II creó nuevas esperanzas de que se volviera a la línea dinástica representada de Carlos María Isidro, cuyo candidato era el autodenominado Carlos VII.

La práctica del sufragio universal permitió a los Carlistas triunfar en las elecciones de 1869 en todo el Pais Vasco y Navarra, mientras que la libertad de imprenta hizo posible la existencia de periódicos carlistas. Pronto los carlistas se dividieron en dos tendencias, unos querían la defensa de la actuación en la legalidad (Cándido Nocedal y sus neocatólicos) y otros querían la sublevación militar.

En 1872 se produjo una sublevación general del carlismo pero don Carlos fue derrotado en seguida y durante algunos meses el carlismo quedó reducido a tan sólo unas cuantas partidas. A final de año se produjo una nueva sublevación, inicialmente de poca envergadura, pero que se fue extendiendo sobre todo a partir de la proclamación de la República.

En 1873 don Carlos volvió a España y tomó Estella.

Ahora bien, la crisis final del reinado de Amadeo de Saboya fue resultado de la desintegración de la coalición gubernamental (unionistas, progresistas y demócratas). 
 
En el seno del partido más sólido de la coalición, el Progresista, se produjo la ruptura. De un lado Sagasta, con la parte constitucionalista, y por el otro Ruiz Zorrilla, con el sector más radical.

Así, en dos años se formaron seis gobiernos y hubo que convocar elecciones tres veces; mientras la oposición, a partir de 1872, practicaba un total abstencionismo como forma de presión política. Finalmente, privado de todo apoyo, el 11 de febrero de 1873, ante tantos problemas Amadeo renuncia por considerarse incapaz de poner de acuerdo a los españoles, dejando una impresión de país ingobernable y contrario a una monarquía democrática.


6.- LA PRIMERA REPÚBLICA.

6.1. Las fuerzas políticas: El auge del republicanismo

A partir de 1868, el panorama político estuvo dominado por cuatro grandes tendencias:

A la derecha:

Los carlistas: aceptarían por primera vez el juego parlamentario y se presentaban a las elecciones con un programa que defendía el catolicismo y la monarquía tradicional. Apoyados por la zona vasconavarra y pequeñas áreas de tradición carlista.

Los moderados: fieles a Isabel II y reclamaron su vuelta al trono. El apoyo de la burguesía agraria, destacando entre sus líderes a Cánovas del Castillo. Defienden la vuelta de la Constitución de 1845. También serán llamados Alfonsinos.

En el centro:

 Conjunción monárquico-democrática: agrupaba a unionistas y a progresistas en torno a Prim, Sagasta y Zorrilla. Defendían un gobierno monárquico subordinado a la soberanía nacional y con amplias libertades públicas. Apoyados por la burguesía financiera e industrial, clases medias urbanas, amplios sectores del ejército e intelectuales.

En la izquierda:

     El Partido Republicano Federal: surgido de una escisión del Partido demócrata a mediados de 1868, dirigidos por Pi y Margall y Figueras.

       Defendía el federalismo, la república, la separación entre Iglesia y Estado y el laicismo de este. Se oponían a la intervención del ejército en política. Dentro del partido existían dos tendencias: los benévolos y los intransigentes.

Pugna entre federalistas y unionistas
  Los primeros eran partidarios del respeto a la legalidad y creían en el federalismo; los segundos apoyaban la insurrección popular como método para proclamar la república federal, y propugnaban que los distintos territorios podían declararse independientes para después pactar libremente su unión a una república federal; era justamente el principio opuesto: un Estado federal construido “de abajo arriba”. Otra tendencia republicana era la unionista encabezada por Castelar, discrepaban del modo federal de Estado y defendían una república unitaria, al mismo tiempo que mantenían posiciones mucho más conservadoras desde el punto de vista político y social.
 

El auge del republicanismo contó con el apoyo de la pequeña burguesía, las clases populares urbanas y parte del movimiento obrero y campesino antes de que éste fuera atraído por las ideas anarquistas y socialistas. También fue debido al desencanto de las masas populares, que veían que las reformas prometidas por los progresistas y los demócratas no se llevaban a cabo. El republicanismo se convirtió entonces en la posición política que parecía preocuparse más por la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora.

6.2 La proclamación de la República

El mismo día de la abdicación de Amadeo I, 11 de febrero de 1873, el Congreso de los Diputados y el Senado, reunidos en sesión conjunta (lo cual estaba prohibido por el artículo 47 de la Constitución), se declaran en Asamblea Nacional y proclaman la I República. Para presidir el gobierno fue elegido el republicano federal Estanislao Figueras. Ahora bien, gran parte de la cámara era monárquica, y su voto republicano fue una estrategia para ganar tiempo y organizar el retorno de los Borbones. Así pues, la República nació con escasas posibilidades de éxito, lo que se evidenció en el aislamiento internacional del nuevo sistema.



A pesar de todo, la República fue recibida con entusiasmo por las clases populares, que creyeron que había llegado el momento de cumplir sus aspiraciones de cambio social. Sin embargo gran parte de los dirigentes del republicanismo federal estaban lejos de las aspiraciones revolucionarias de las bases de su propio partido. El interés de los dirigentes republicanos por respetar la legalidad se exteriorizó en la disolución de las Juntas y en la represión de las revueltas populares. Pacificado el panorama, se convocaron elecciones a Cortes constituyentes que ganaron ampliamente los republicanos cumpliendo así sus aspiraciones pero divididos entre intransigentes, federalistas y unionistas.

6.3 Problemas Internos. La creciente inestabilidad política 

Las sublevaciones obreras y campesinas (sobre todo en Andalucía, que pretendían resolver el problema de la estructura de la propiedad de la tierra) se agudizan. Igual sucede con las guerras carlistas (en sus zonas tradicionales) y coloniales. En este contexto:


  • ·         La oposición conservadora dirigida por Cánovas conspira para que vuelva la monarquía borbónica.
  • ·   Se suceden los desórdenes callejeros, las manifestaciones, los escándalos políticos, los altercados anticlericales y los pronunciamientos militares.
  • ·         Se realizó un proyecto de Constitución en 1873 que era muy parecida a la del 69 pero con la declaración de república federal, pero no llegó a promulgarse.


6.4. Los gobiernos de la República

Primer Gobierno: Tras las elecciones, el día 7 de junio se proclamó la República Democrática Federal, presidida por Estanislao Figueras  quien dimitió al cabo de unos días y se exilio en París. Figueras intentó construir una república federal pero se encontró con una doble oposición: los republicanos radicales, partidarios de una República unitaria, y de los federales, más extremados.




Segundo Gobierno: Con Francisco Pi y Margall. Su propósito era emprender grandes reformas pero los pocos meses que duró la experiencia reformista no permitieron el desarrollo de esa legislación. La ratificación de la abolición de la esclavitud en las colonias, la supresión de las quintas, separación entre la Iglesia católica y el Estado, que no se compromete a subvencionar ningún culto, creación de jurados mixtos, reforma de la venta de los bienes nacionales para dar tierra a los jornaleros, la reforma de los impuestos y el inicio de la legislación proteccionista en el ámbito laboral fueron las iniciativas más innovadoras.

En julio se presentó el proyecto de la nueva Constitución pero no llegó a ser debatido y, por consiguiente tampoco fue aprobado. 
 
La Constitución de 1873 declaraba:
  • - La total separación Estado–Iglesia y el matrimonio civil.
  • - La separación de poderes, con la creación de un cuarto poder, el Poder de relación, en manos del Presidente de la República.
  • - Estructura federal con 17 estados incluyendo Cuba y Puerto Rico para evitar problemas coloniales. Cada estado podía elaborar su constitución, dentro de los límites de la constitución federal.
  • - Mantenía derechos similares a la de 1869.

Seguía las líneas de la constitución de 1869, lo más novedoso era que la Nación española estaba compuesta por diecisiete Estados, entre ellos Cuba, y declaraba que el poder emanaba de tres niveles: municipios, Estados regionales y Estado federal. Se planteaba pues un Estado no centralista y recogía tradiciones regionalistas que estarían en el origen de las futuras propuestas nacionalistas.
No llegó a aprobarse por el estallido de los movimientos cantonalistas, la conflictividad social, la extensión de la guerra carlista y el problema cubano.

La Primera República tuvo que enfrentarse a graves problemas. Uno de ellos fue la insurrección carlista: Las tropas gubernamentales impidieron la extensión del conflicto a las ciudades pero se este se prolongó hasta 1876. En segundo lugar, la guerra de Cuba que, iniciada en 1868, continuaba extendiéndose. Se intentó ponerle fin considerando a Cuba y Puerto Rico como un territorio más de la Federación española. 

Pero el problema más grave fue la insurrección cantonal. El cantonalismo era un fenómeno complejo en el que se mezclaban las aspiraciones autonomistas propiciadas por los republicanos federales intransigentes con las aspiraciones de revolución social inspiradas en las nuevas ideas internacionalistas. La proclamación de cantones independientes, con sus gobiernos autónomos y su propia legislación, fue la consecuencia de aplicar de forma radical y directa la estructura federal desde abajo, impulsada, al mismo tiempo, por el deseo de avanzar en las reformas sociales. 

A lo largo del mes de julio se proclamaron los cantones de Cartagena, Sevilla, Cádiz, Granada, Málaga, Bailen, Andújar, Tarifa, Algeciras, Castellón, Valencia, Alicante... 

Los protagonistas de los levantamientos cantonalistas eran un conglomerado social compuesto por artesanos, pequeños comerciantes y asalariados, y fueron dirigidos en general por los federales intransigentes, decepcionados por el rumbo de los acontecimientos de la nueva República.

El presidente de la república se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitió.

Tercer Gobierno: Con Nicolás Salmerón quién formó gobierno el 20 de julio. Se apoyó en el ejército para establecer el orden constitucional. Los generales del momento eran Pavía y Martínez Campos. Dio por acabada la política de negociación con los cantones e inició una acción militar contra el movimiento cantonalista. Excepto en Cartagena, el ejército terminó pronto con la insurrección cantonal pero dio un inmenso poder a los generales y volvió a colocar a los militares como los garantes del orden y barrera contra la revolución social. Su actuación además se centró en la eliminación de las secciones de la I Internacional. Salmerón dimitió el 5 de septiembre al sentirse moralmente incapaz de firmar las penas de muerte impuestas por la autoridad militar contra activistas cantonalistas.

Cuarto Gobierno: Emilio Castelar asumió el poder el 6 de septiembre. Dirigente del republicanismo unitario y conservador. Con él la República inicia un giro hacia la derecha. El nuevo ejecutivo intentó aplicar una política de autoridad y fuerza para controlar los problemas que aquejaban al país y que tanto afectaban fundamentalmente a nobles y burgueses. Especialmente grave era la situación de Cartagena. El 13 de septiembre Castelar consiguió plenos poderes de las Cortes para reorganizar el ejército, obtener un crédito, suspender las garantías constitucionales y gobernar con el Parlamento cerrado, situación que mantuvo así hasta el día 2 de enero de 1874.

6.5 El fin de la experiencia republicana: Golpe de Pavía y la República Autoritaria

Castelar, que no tenía mayoría en las Cortes, gobernó como ya se dijo autoritariamente, respaldado por los sectores más conservadores y concediendo amplias atribuciones a los jefes militares para que mantuvieran el orden público. Ante esta situación, en diciembre del mismo año, un sector importante de los diputados (Figueras, Pi y Salmerón) llegaron al acuerdo de plantear una moción de censura al gobierno Castelar para forzar su dimisión, cuando se reanudasen las sesiones de Cortes. La intención de este grupo era volver a controlar el gobierno y poder devolver al régimen republicano sus planteamientos iniciales.

El 3 de enero de 1874 se abrieron las Cortes y el gobierno de Castelar fue derrotado por 120 votos contra 100. Era inminente la formación de un gobierno de izquierdas pero, al conocer este hecho, el capitán general de Castilla, Manuel Pavía, con un cuerpo de infantería, ocupó el Congreso y
Golpe de Pavía
exigió la disolución de las Cortes republicanas. Ante este acto apenas hubo resistencia, ni política ni popular, lo que muestra la debilidad de la República que, excesiva para unos y demasiado tibia para otros, apenas contaba con la base social en la que sustentarse.

El año 1874 fue de transición entre la I República y la Restauración de los Borbones en el trono de España. El poder pasó a una coalición de unionistas y progresistas dirigido por Serrano que asume el poder ejecutivo.
 
El régimen sigue siendo en apariencia republicano, pero sin Constitución en vigor: la del 73 no estaba en vigor y la del 69 estará en suspenso lo que origina un vacío legislativo que propicia un clima conspiratorio favorable a la vuelta de los borbones. 

Con las Cortes clausuradas indefinidamente, Serrano pone en marcha una tarea legislativa tendente a restablecer el orden social y dar garantías a los sectores conservadores: disuelve la sección española de la Internacional, da mayor protagonismo a mandos militares monárquicos, estableció medidas de excepción, disolvió los ayuntamientos republicanos, limitó los derechos de asociación e ilegalizó el republicanismo federal.
 
En este ambiente, la actividad conspiratoria de Antonio Cánovas en favor de la Restauración borbónica se redobla. Las fuerzas tradicionales (la burguesía catalana y valenciana, la aristocracia castellana y andaluza) presionan para la vuelta al liberalismo doctrinario. Finalmente el 29 de diciembre de 1874 en Sagunto Arsenio Martínez Campos proclamó rey de España a Alfonso. El gobierno apenas opone resistencia y Serrano se exilia. En Madrid se forma un gobierno de regencia presidido por Cánovas con apoyo de unionistas y progresistas.


III. CONCLUSIÓN

Los seis años que abarcan el Sexenio fue un supuesto intento de democratizar la vida política y social de España, intento protagonizado por parte del pueblo y de la clase intelectual pues la clase política no está dispuesta a llevar adelante dichos cambios. 

Los intentos de auténticos cambios, impulsados por los republicanos y las juntas revolucionarias, fueron bloqueados por moderados y progresistas y un ejército cada vez más cerca de la restauración de los Borbones. Así, los mismos sectores sociales y políticos que impulsaron la Revolución fueron los que propiciaron la Restauración borbónica en la figura de Alfonso, hijo de Isabel II, quien se está preparando para su vuelta junto a su gran valedor Cánovas del Castillo. Con ambos se entrará en el periodo de la Restauración (1876-1823).
Canovas del Castillo redacta el “manifiesto de Sandhurst” en diciembre 1874, firmado en la localidad inglesa del mismo nombre, según el cual Alfonso, en el caso de ser nombrado rey, se comprometía a implantar un régimen constitucional y parlamentario estable.

El general Martínez Campos se adelanta y se pronuncia en Sagunto a favor de Alfonso XII el 29–30 de diciembre de 1874, poniendo fin a la I República.



No hay comentarios:

Publicar un comentario